Buenas tardes, distinguidos invitados, estimado profesorado, apreciada familia, amigos y, lo más importante, la extraordinaria promoción de 2024.
Me llamo Fay Smith y es un gran honor estar hoy ante ustedes para celebrar juntos este momento trascendental.
Antes de empezar, quiero dedicar un momento a agradecer a las innumerables personas que me han apoyado a lo largo de este viaje. Nadie recorre este camino solo, y es gracias a su amor, sacrificio y aliento que estoy aquí hoy.
Vengo de un hogar humilde, de trece miembros. Sí, era apretado, pero estaba lleno de amor, respeto y un vínculo inquebrantable que mi madre nos inculcó. Siendo la menor de once hermanos, aprendí muy pronto lo que es la resiliencia, la empatía y el poder de la comunidad. Mi madre, que se quedó en casa hasta que yo cumplí 11 años, era un faro de compasión. Se preocupaba por cualquiera que lo necesitara, independientemente de su origen, y me enseñó que la bondad y la humanidad son universales.
Mi padre, veterano de Vietnam y reservista, trabajó incansablemente para mantenernos, encarnando la perseverancia y el altruismo. Crecer en ese entorno me convirtió en lo que soy hoy: alguien que se esfuerza por ayudar a los demás, por compartir lo poco que tengo y por ser una fuente de apoyo y aliento.
Sin embargo, vivir con un corazón centrado en ayudar a los demás puede parecer a veces una pesada carga. A menudo he sentido la presión de querer hacer más, dar más y ser más para los que me rodean. Esta tensión resonó profundamente cuando vi "La corta y trágica vida de Robert Peace", una película basada en el libro de Jeff Hobbs.
Rob Peace, al igual que yo, cargó con una inmensa responsabilidad desde muy joven. A pesar de su brillantez académica y de una beca completa para estudiar en Yale, se sentía dividido entre su ambición personal y su deseo de mejorar su comunidad. Trágicamente, su historia terminó demasiado pronto. Su vida fue un duro recordatorio del delicado equilibrio entre servir a los demás y cuidar de nosotros mismos.
En mi caso, este equilibrio se puso a prueba muy pronto. Como hija menor, a menudo asumía el papel de hermana mayor, ayudando a mis padres a afrontar los retos de criar una familia numerosa. Mi padre trabajaba sin descanso, mientras mi madre se preocupaba por las decisiones que tomaban algunos de mis hermanos.
Ante estos retos, aparqué mis sueños. Con sólo estudios secundarios, acepté trabajos para mantener a mi familia. Más tarde, cuando formé mi propia familia, tuve que hacer malabarismos con aún más responsabilidades: cuidar de mis hijos, ayudar a mi marido y seguir ayudando a mis padres.
Pero en el fondo, sabía que quería algo más. Soñaba con ser trabajadora social, una carrera basada en ayudar a los demás. Así que tomé la valiente decisión de matricularme en el Elgin Community College (ECC). Hubo obstáculos, contratiempos y momentos en los que dudé si podría seguir adelante. Pero cada desafío fue superado con el apoyo inquebrantable de mi familia, la fe y una increíble red de mentores y asesores.
A mi marido, que se quedó conmigo durante esas largas noches de tareas; a mis hijos, que me recordaron mi fortaleza; a mi pastor Patrick Parks, que me animó espiritualmente; a mi familia de la iglesia, a miembros de la facultad como el decano John Long, Sheila, el Dr. Raval, la Dra. Amber Lay, el Dr. Joseph Rosenfeld y la Dra. Liddy Hope: todos visteis mi potencial incluso cuando yo dudaba de mí misma. Gracias por ser mi pueblo.
Clase de 2024, mi viaje me ha enseñado esto: El éxito no se consigue solo. Rodéate de personas que te animen, céntrate en tus objetivos y mantente fiel a tu propósito. Los retos llegarán, pero cada uno de ellos te enseñará algo valioso.
Mientras nos encontramos en el precipicio de nuestro futuro, os animo a liderar con compasión, a escuchar con el corazón abierto y a actuar con integridad. La vida os exigirá mucho, pero recordad que debéis cuidaros a vosotros mismos mientras marcáis la diferencia en la vida de los demás.
Por último, sea cual sea la forma en que conectes con un poder superior, busca esa guía: te dará la claridad y la fuerza que necesitas para navegar por los vericuetos de la vida.
¡Enhorabuena a la promoción de 2024! Hoy no es sólo la culminación de vuestro duro trabajo, sino el comienzo de algo extraordinario. El mundo espera la brillantez, la compasión y el liderazgo que tenéis que ofrecer.
Gracias, señor.
Fay Smith, 24 años
Asociado en Ciencias Aplicadas - Servicios Humanos